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La importancia de la transición, la inclusión, la formación y la transformación digital, y todo y todo y todo...
02 diciembre 2024
La importancia de la transición, la inclusión, la formación y la transformación digital, y todo y todo y todo...
Pedro Inácio, Pro-Rector de la Universidad Digital de la Universidade da Beira Interior, inicia una serie transfronteriza de artículos de opinión sobre la digitalización.

Hay varias formas de destacar la importancia de la transición digital, ya sea en general, en el contexto de una región o aplicada a un segmento concreto de la población. Para establecer inmediatamente un tono jovial, podemos recurrir a rimas y generalizaciones, por ejemplo, diciendo que la transición digital es importante en todas partes y para todos, ya sea en la costa o en la frontera interior de Portugal. También podemos intentar demostrar la importancia mediante la contradicción, amenazando con el hipotético escenario de «imaginar cómo sería si todos los ordenadores dejaran de funcionar». O incluso podemos descartar todo eso de la «importancia» y ver la transición digital como un empeño imparable que sólo tenemos que abrazar.  

Sin embargo, independientemente de cómo justifiquemos la importancia, es importante entender cómo debe hacerse la transición digital, y es importante incluir a las personas en este proceso, especialmente a las personas que conocen, utilizan o se benefician del proceso que se está transformando o que se va a transformar. Cuando hablamos de incluir a las personas, rápidamente pasamos al concepto de inclusión digital, pero no es así como se define realmente este concepto.

La transición digital sólo es posible adaptando los procesos y las personas (y debería ser más lo primero que lo segundo), y tenemos que darnos cuenta de que algunos procesos no pueden o no deben adaptarse a lo digital, bien porque son mejores tal cual o porque simplemente no pueden transformarse manteniendo las propiedades de los procesos físicos. Todos los procesos transformados a digital deben favorecer la comodidad (en el sentido de ser sencillos de usar y accesibles), la utilidad (en el sentido de prestar exactamente el mismo servicio o algo incluso mejor) y la eficiencia (en términos de tiempo y recursos). Un proceso puede ser incluso más elaborado en digital que en físico, siempre que favorezca independientemente esos tres aspectos. En otras palabras, aunque ofrezca más funcionalidades que antes (si se vuelve más elaborado), debe seguir siendo más cómodo, útil y ágil que el proceso físico. Por otra parte, la transición digital no debe provocar el alejamiento o el aislamiento de las personas. Además, en un contexto rural donde se sabe que la alfabetización es baja, la facilidad de uso es un requisito aún más fundamental.

La inclusión digital es quizá tan importante, si no más, que la transformación digital. Incluir a alguien de algún modo en un ecosistema conectado digitalmente abre un increíble abanico de nuevas oportunidades, tanto para el mundo digital como para esa persona. En términos de capacitación, proporcionar o dar acceso a equipos de conectividad digital es a veces un paso mayor y más eficaz que ofrecer una formación prolongada. El acceso a los equipos permite experimentar y «aprender haciendo», algo que suele calar en entornos como las zonas rurales. En estas zonas, a pesar de estar a menudo catalogadas como de baja densidad, el «boca a boca», o la conversación fácil durante una reunión (el Internet humano), son eficaces para difundir algunas competencias básicas y germinar la motivación para aprender más. De nuevo por contradicción, es obvio que no tiene sentido ofrecer formación o capacitación a personas que no tienen acceso a equipos de conexión digital. 

Los beneficios de una oportuna transición+inclusión+formación digital están más que demostrados y son aún mayores en las zonas rurales, ya que también contribuyen a acortar las distancias físicas en muchas ocasiones, aumentando la comodidad y la eficiencia a la vez que reducen el aislamiento. El hecho de que el universo digital no tenga fronteras ni noción de distancia también está empezando a notarse, dando lugar a que los nómadas digitales se instalen o se alejen cada vez más de las grandes ciudades, un fenómeno que seguirá produciéndose y creciendo en los próximos años. Para estas personas, el campo se percibe como algo más barato y que proporciona una mejor calidad de vida. En la misma línea, tampoco es de extrañar que muchas estrategias se centren en lo digital como uno de los grandes motores de innovación y desarrollo, y sustrato para aumentar la calidad de vida, situando siempre la expansión de la cobertura de redes de datos de alta velocidad como una de las métricas fundamentales, como es el caso de la Estrategia Digital Nacional o el Programa Digital Europeo. 

Por tu descripción, me parece que el proyecto TUTOR es como «pez en el agua» para el ecosistema mencionado (aunque tanto el «pez» como el «agua» puedan ser virtuales), con el objetivo de formar talento emergente en el sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, para generar nuevas oportunidades de empleo cualificado y de calidad e impulsar el desarrollo de la economía digital en la zona transfronteriza entre Castilla y León y la región Centro de Portugal. 

Pedro Inácio - Pro-Rector para la Universidad Digital de la Universidade da Beira Interior